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viernes, 30 de julio de 2010

Muerte de Aureliano José

Sólo en el momento de entregar el boleto en la puerta, Aureliano José se dio cuenta de que el capitán Aquiles Ricardo, con dos soldados armados de fusiles, estaba cateando a la concurrencia. "Cuidado, capitán", le advirtió Aureliano José. "Todavía no ha nacido el hombre que me ponga las manos encima." El caitán intentó catearlo por la fuerza, y Aureliano José, que andaba desarmado, se echó a correr. Los soldados desobedecieron la orden de disparar. "Es un Buendía", explicó uno de ellos. Ciego de furia, el capitán le arrebató entonces el fusil, se abrió en el centro de la calle, y apuntó.
...
A las doce, cuando Aureliano José acabó de desangrarse y Carmelita Montiel encontró en blanco los naipes de su porvenir, más de cuatrocientos hombres habían desfilado frente al teatro y habían descargado sus revólveres contra el cadáver abandonado del capitán Aquiles Ricardo. Se necesitó una patrulla para poner en una carretilla el cuerpo apelmazado de plomo, que se desbarataba como un pan ensopado.

(p168)

martes, 13 de julio de 2010

La complicidad

Una madrugada, por la época en que ella rechazó al coronel Gerineldo Márquez, Aureliano José despertó con la sensación de que le faltaba el aire. Sintió los dedos de Amaranta como unos gusanitos calientes y ansiosos que buscaban su vientre. Fingiendo dormir cambió de posición para eliminar toda dificultad, y entonces sintió la mano sin la venda negra buceando como un molusco ciego entre las algas de su ansiedad. Aunque aparentaron ignorar lo que ambos sabían, y lo que cada uno sabía que el otro sabía, desde aquella noche quedaron mancornados por una complicidad inviolable.

(p157)

Afeitarse por primera vez

Sentada en el mecedor de mimbre, con la labor interrupida en el regazo, Amaranta contemplaba a Aureliano José con el mentón embadurnado de espuma, afilando la navaja barbera en la penca para afetarse por primera vez. Se sangró las espinillas, se cortó el labio superior tratando de modelarse un bigote de pelusas rubias, y después de todo quedó igual que antes, pero el laborioso proceso le dejó a Amaranta la impresión de que en aquel instante había empezado a envejecer.

domingo, 4 de julio de 2010

Aureliano José

Cuando nació el hijo de Aureliano y Pilar Ternera y fue llevado a la casa y bautizado en ceremonia íntima con el nombre de Aureliano José, Remedios decidió que fuera considerado como su hijo mayor.