domingo, 4 de julio de 2010

Tres días después se casaron

Tres días después se casaron en la misa de cinco.
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El padre Nicanor reveló en el sermón del domingo que José Arcadio y Rebeca no eran hermanos. Úrsula no perdonó nunca lo que consideró una inconcebible falta de respeto, y cuando regresaron de la iglesia prohibió a los recién casados que volvieran a pisar la casa. Para ella era como si hubieran muerto. Así que alquiaron una casita frente al cementerio y se instalaron en ella sin más muebles que la hamaca de José Arcadio.
La noche de bodas a Rebeca le mordió el pie un alacrán que se había metido en su pantufla, pero eso no impidió que pasaran una luna de miel escandalosa. Los vecinos se asustaban con los gritos que despertaban a todo el barrio hasta ocho veces en una noche, y hasta tres veces en la siesta, y rogaban que una pasión tan desaforada no fuera a perturbar la paz de los muertos.

(p106)

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